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Breve Historia de los Carolingios
Auge y caída de la estirpe de Carlomagno
Precio: € 22.00
Descripción:
Breve Historia de los Carolingios. El imperio romano de Occidente cayó bajo los golpes de las tribus germánicas en el curso del siglo V. La dinastía meronvingia, encabezada por Clodoveo, acabó por extender su hegemonía en la antigua Galia.
A finales del siglo VII, un mayordomo de palacio, Pipino de Heristal, miembro de la familia de los Arnulfung de Austrasia (región del este de Francia y del oeste de Alemania), adquirió preeminencia sobre sus rivales y extendió con éxito su autoridad sobre los reinos francos de Neustria y Borgoña hacia el oeste y el sur. Le sucedió su hijo, Carlos Martel, quien reunió un ejército franco que repelió la invasión musulmana procedente de la península Ibérica en el 732 en la batalla de Poitiers. En el 751 el hijo de Martel y su sucesor, Pipino el Breve, depusieron a Childerico III, el último rey merovingio, siendo coronado rey de los francos por san Bonifacio.
La nueva dinastía —posteriormente denominada Carolingia por su miembro más destacado, Carlomagno— se consolidó con la alianza que estableció Pipino con el Papado. A cambio de la ayuda de los francos contra los lombardos, que estaban invadiendo el territorio papal en Italia, el papa Esteban II aprobó la pretensión al trono de los carolingios y, en el 754, viajó a Francia para ungir a Pipino y a sus hijos con los óleos sagrados, al igual que los profetas ungieron a los reyes bíblicos de Israel. Pipino a cambio venció a los lombardos y entregó la región de Ravena al Papado, dando lugar a la aparición de los Estados Pontificios. A la muerte de Pipino (768), su reino fue dividido entre sus hijos Carlos y Carlomán, el cual falleció tres años después, lo que convirtió a Carlos (luego Carlomagno) en rey de todos los francos hasta su muerte en el 814. El ascenso del reino franco y de la dinastía carolingia culminó en la figura de Carlomagno, que restauró el título imperial en Occidente y unió bajo su corona a gran parte de la Europa cristiana. Durante el Imperio Carolingio se generalizó en forma sólida y definitiva el feudalismo. Los reyes, entre ellos Carlomagno, distribuyen tierras como recompensa al servicio militar prestado por sus guerreros. Estas tierras recibidas como recompensa se llamaron beneficios, y los guerreros que las recibían tomaron el nombre de vasallos. En el año 806, Carlomagno dividió el Imperio entre sus tres hijos: Pipino, Luis y Garios. A cada uno asignó una parte de su imperio. Al morir Pipino y Carlos, Carlomagno hizo emperador a Luis, coronándolo en Aquisgrán el 10 de septiembre del 813. Carlomagno murió el 28 de enero del 814. Con su muerte comienza el fin de su Imperio. Su hijo Luis, el nuevo emperador, divide el Imperio entre sus hijos: Lotario, Pipino, Luis el Germánico y Garios El Calvo. Entre todos ellos se desató una guerra civil que acabó con la firma del Tratado de Verdún en el año 843, que dividió de nuevo el Imperio entre Luis El Germánico, Garios El Calvo y Lotario. Todas estas guerras y divisiones dieron al traste con el imperio fundado por Carlomagno.
A estas guerras entre sus sucesores se le agregan las guerras entre los nobles mismos (condes, marqueses, duques y abades) que acaban por sembrar el caos en tolo el Imperio. Así mismo, cada uno de estos nobles se convierte en un príncipe territorial, amo y dueño de su región, destrozando la unidad imperial. Y a partir del año 880, los normando de Escandinavia comienzan sus incursiones e invasiones sobre el Imperio.
Con todo ello termina el Imperio Carolingio, ese impero con Carlomagno había vuelto a revivir el antiguo Imperio Romano de Occidente...
La nueva dinastía —posteriormente denominada Carolingia por su miembro más destacado, Carlomagno— se consolidó con la alianza que estableció Pipino con el Papado. A cambio de la ayuda de los francos contra los lombardos, que estaban invadiendo el territorio papal en Italia, el papa Esteban II aprobó la pretensión al trono de los carolingios y, en el 754, viajó a Francia para ungir a Pipino y a sus hijos con los óleos sagrados, al igual que los profetas ungieron a los reyes bíblicos de Israel. Pipino a cambio venció a los lombardos y entregó la región de Ravena al Papado, dando lugar a la aparición de los Estados Pontificios. A la muerte de Pipino (768), su reino fue dividido entre sus hijos Carlos y Carlomán, el cual falleció tres años después, lo que convirtió a Carlos (luego Carlomagno) en rey de todos los francos hasta su muerte en el 814. El ascenso del reino franco y de la dinastía carolingia culminó en la figura de Carlomagno, que restauró el título imperial en Occidente y unió bajo su corona a gran parte de la Europa cristiana. Durante el Imperio Carolingio se generalizó en forma sólida y definitiva el feudalismo. Los reyes, entre ellos Carlomagno, distribuyen tierras como recompensa al servicio militar prestado por sus guerreros. Estas tierras recibidas como recompensa se llamaron beneficios, y los guerreros que las recibían tomaron el nombre de vasallos. En el año 806, Carlomagno dividió el Imperio entre sus tres hijos: Pipino, Luis y Garios. A cada uno asignó una parte de su imperio. Al morir Pipino y Carlos, Carlomagno hizo emperador a Luis, coronándolo en Aquisgrán el 10 de septiembre del 813. Carlomagno murió el 28 de enero del 814. Con su muerte comienza el fin de su Imperio. Su hijo Luis, el nuevo emperador, divide el Imperio entre sus hijos: Lotario, Pipino, Luis el Germánico y Garios El Calvo. Entre todos ellos se desató una guerra civil que acabó con la firma del Tratado de Verdún en el año 843, que dividió de nuevo el Imperio entre Luis El Germánico, Garios El Calvo y Lotario. Todas estas guerras y divisiones dieron al traste con el imperio fundado por Carlomagno.
A estas guerras entre sus sucesores se le agregan las guerras entre los nobles mismos (condes, marqueses, duques y abades) que acaban por sembrar el caos en tolo el Imperio. Así mismo, cada uno de estos nobles se convierte en un príncipe territorial, amo y dueño de su región, destrozando la unidad imperial. Y a partir del año 880, los normando de Escandinavia comienzan sus incursiones e invasiones sobre el Imperio.
Con todo ello termina el Imperio Carolingio, ese impero con Carlomagno había vuelto a revivir el antiguo Imperio Romano de Occidente...
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