Siete Viajes a Países Extraordinarios

Durante estos siete viajes las tribulaciones a las que este conocido trotamundos está tan habituado no le abandonaron ni un momento, sobre todo en África: tras obtener un permiso especial navegó por aguas fronterizas del Lago Tanganika para introducirse en las poblaciones de Ruanda y Burundi, que acababan de padecer la psicosis de la guerra y exterminio racial. En Liberia enfermó en un poblado sin alimentos, de donde huyó de manera rocambolesca para, pocos días más tarde, ser expulsado de la caótica capital de Sierra Leona, que se hallaba en estado de sitio, bajo condiciones infrahumanas en un barco fletado por la ONU, junto a miles de refugiados guiñéanos escapando de la barbarie. Fue encerrado en un calabozo en las Bermudas, bombardeado junto al Río Tigris por aviones ingleses y estadounidenses en la Bagdad de Saddam Hussein, y en la capital de Angola tuvo que esperar dos semanas la salida de su nave a Santo Tomé y Príncipe debido a un golpe de estado militar. Esquivó a los guerrilleros y bandidos de la República Centroafricana, y, una vez en el aeropuerto de Somalia, el último país que le faltaba por visitar, y adonde accedió tras haber sobornado a una azafata ucraniana, fue expulsado a Djibouti, desde donde intentó otra vez acceder a él, esta vez con éxito, pudiendo así proclamar, rebosando de emoción, conocer la totalidad de los 192 países inscritos en las Naciones Unidas.

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